miércoles, 17 de abril de 2013

Boicot Nocturno a la Autocensura.

Tengo muchos meses sin postear una entrada. Y es que con esa línea tan delgada entre lo público y lo privado, entre lo digital y lo real, entre lo laboral y lo personal... me ha sido difícil asincerarme y escribir sobre lo que me da vueltas en la cabeza o se gesta en mi corazón.

Antes escribía con total libertad. No me importaba mostrarme vulnerable; no me preocupaba que me juzgaran por mis manías, mis duelos,  mis derrotas y mis conquistas - las de mi temple y carácter-, tampoco por los vuelcos de mi sentir.

Para mi, la única diferencia entre quien pudiera leerme y yo, era el botón de "Publicar" desde mi perfil. Al final, todos tenemos fantasmas con los cuáles lidiar y para mi, la única diferencia radicaba en los mecanismos para hacerlo.

Finalmente, a mi publicar me servía y no importaba quién supiera qué. 

Me ocupaba entonces en escribir sobre mis experiencias. Sobre las emociones que me recorrían al descubrirme diferente cada día. También escribía sobre las despedidas, el encuentro de un nuevo amor y sobre la importancia de valorar la existencia de quienes con su ejemplo, me orientan y enriquecen mi camino.

Extraño la sensación de alivio que me producía descargar aquí mis pesares y alegrías. 

No es mi intención que clientes y co-workers se enteren de que tengo otras cosas en la cabeza además de sus proyectos, sus estrategias de marketing, sus campañas o la cantidad de dinero que necesitan que les consiga para llevar a cabo sus planes, pero dado que son las 2:22AM (Así cayó... ¡Yo qué!) y esta es MI página, creo que se vale.

Hoy todo lo que puedo decir es que me siento profundamente agradecida por lo que estoy viviendo. Si bien han sido meses muy complicados en cuestión de pagos rezagados, y proyectos que no terminan de madurar, son peripecias mínimas en comparación con todo lo que he aprendido con respecto a mi capacidad de adaptarme y agradecer.

Agradezco entonces por cada oportunidad. Por el amor, por la confianza, por la gente que está en mi vida con cosas para enseñar... para nutrir. Agradezco por el apoyo, por el consuelo, por el tiempo, por las palabras, por el interés y la escucha activa. Agradezco que llegue gente nueva a mi vida y honro que regresen cariños que con el tiempo se fueron perdiendo. 

De todo lo que hoy me hace sentir plena y me llena de calidez, quiero agradecerte en especial a ti, Armando. 

A ti que eres mi faro, que me enseñas a ser humilde, a dar genuinamente. Te agradezco porque me has hecho entender que uno escoge sus batallas, pues no todas son dignas de pelearse. Te agradezco infinitamente por tu amor incondicional. Por tus detalles, tu tiempo, tu paciencia y tu vitalidad. Porque me elegiste como tu compañera y has hecho de nuestro amor una prioridad. 

Sobre todas las cosas, quiero agradecerte porque con tu ejemplo, me impulsas a vivir en el presente. Porque contigo, el HOY y el AHORA son lo más importante. 
Te amo profundamente.

 ¡Gracias por tanto!


"Porque después de todo he comprobado 
que lo que tiene el árbol de florido, 
vive de lo que tiene sepultado"