martes, 31 de mayo de 2011

Vorágine

No sé cuando fue la última vez que completé una entrada, pero me parece una experiencia por demás lejana. Irónicamente, hoy que decido escribir, lo hago de la misma forma en que he estado viviendo mis días: Sin pensarlo tanto... dejando que fluya lo que hay por sentir.

Tengo mil cosas en la cabeza pero son tan sólo un tercio de lo que galopa el corazón. Hoy tengo esa sensación de respirar y sentir un aire gélido recorrerme por dentro; y hoy, sin importar la intensidad de la aspiración, siento que el aire no es suficiente para llenarme el cuerpo.

Estos últimos días en mi vida, han sido realmente intensos. Como marea brava, las emociones me recorren, me llevan, me hunden y me sacan a flote. A veces me siento ahogada, a veces logro coronar las olas... y aunque este mar lo conozco bien, es la primera vez que me abandono a él y dejo que haga de mi. No estoy luchando. No lo estoy resistiendo. Lo recorro así, por primera vez.

Lo cierto es que he hecho mucho trabajo interior. Días en los cuáles crees que ya no hay más lágrimas que llorar, te sorprenden mojándolo todo. Días en los cuáles un destello de luz te muestra la persona que eres. Días en que te das cuenta que esa es la persona que quieres ser, todos los días.

De lo más complicado para mi, ha sido reconocer la diferencia entre responsabilidad y culpa. Esta última, tan arraigada en mis formas. Hasta dónde me llevó hacerla tan parte de mi? y más que eso, hasta dónde me impedí llegar? Qué más da. Ahora, veo. Mi caja de creencias es distinta, y tengo el poder de hacerme responsable, en lugar de víctima circunstancial. Ya no soy esa "Reportera de guerra". Encuentro formas de crearme paz.

Atravesando este caudal de sensaciones, me cuestiono sobre el costo que han debido pagar las personas de mi vida, por permanecer en ella. Compromisos a medias, acuerdos rotos, desilusiones... no quiero eso. Me doy cuenta de que mi vida, esta completamente llena de amor y dado que el amor, solo se paga generando lo mismo, decido fortalecer los lazos y los sentimientos con la gente que me rodea. Me siento danzar en el mar; un baile de seducción, muerte y renacimiento.

La magia de volver a confiar. La dicha de volver a sentir; de hacer a un lado el miedo y decidir vivir. De conectarte otra vez con la persona de enfrente. De no necesitar certezas para abrir los brazos. De repetir una y otra vez que "confiar es una acto de fe" que merece toda la entrega. 

Aspiro una intensa luz, y repito: Amor enfrente de mi; amor detrás de mi; amor a mi izquierda; amor a mi derecha; amor arriba de mi; amor debajo de mi; Exhalo una intensa luz, y se los transmito.

Amigos y Familia, me envuelven de ganas. Me llenan de ilusiones y sonrisas. Hoy, los valoro como nunca antes y reconozco la fortuna de tenerlos. Hoy sé todo lo que aguantaron, por permanecer a mi lado aun en los momentos más oscuros. Hoy me comprometo con todos ustedes a cuidarlos, y a hacerles saber la riqueza que traen cada día a mi vida.

Y tu... llegaste un día en que lamía mis heridas; en un momento en que ni siquiera me atrevía a pensar que podía recibirte. Llegaste sin pretensiones; sin el anhelo de demostrar; llegaste libre; llegaste sólo. Llegaste a conocer mis cartas, con las tuyas en la mano, y decidiste que querías jugar. Decidiste darte y decidí confiar. Hoy, vivo la dicha de haberme dado esa oportunidad.

Te quiero mucho. Libre y exclusivo. Entregado y correspondido. Y hoy, conociendo al fin mi valor, aprendí sobre el tuyo. Sigamos fluyendo; vivamos. Conozcámonos. Aprendamos. Crezcamos. Hoy sé, que te quiero a mi lado.

No me siento obligada a abandonar mi intensidad. Hoy reconozco que hay gente en el mundo que funciona igual que yo. Vibrando en esta misma frecuencia, nos encontramos. Nos asociamos. Nos amamos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario